miércoles, 12 de diciembre de 2012

El feudal de lo triste y lo vulgar, lo mediocre.

Ayer tuve reunión de ALEAS y como es evidente, el señor inmaduro asistió.

Al principio me puse algo nervioso, aquella persona tan oculta para mí y con la que había compartido tantas cosas, a la que no veía desde hacía dos meses y que me había hecho tanto daño. Pues bien al principio hubo un ambiente de tensión que se fue casi de inmediato cuando un amigo al que llevé se puso a hablar con él. Hizo bien porque le pedí discreción sobre el tema de que yo no le tolero después delo que me hizo.

Casi al final de la reunión caí en la cuenta de que tenía un aire de burlesca prepotencia que la etiqueta de patética le quedaba corta. Soltó unos comentarios de sensatez y finalizó con una pose de inmadurez disfrazada en madurez. Ahora sé de verdad, con toda la seguridad y total certeza de que me da pena, me da pena por ser el feudal de lo triste y lo vulgar, lo mediocre.

Ha cambiado sin embargo para bien mi percepción de nuestro amigo, del que en unas entradas atrás hablé, al que le gusto. Resulta que aunque él al principio también fuera a por mí, el por lo menos me ha pedido perdón por el daño que haya podido causar, él ha sido noble, conmigo a remendado todos los errores y estoy dispuesto a pasar todo por alto para que podamos ser grandes amigos.

Ayer contó como salió del armario mientras estaba otro chico de ALEAS y todos hablamos un poco sobre nuestras experiencias, sobretodo "nuestro amigos" y yo.

Como ahora estoy muchísimo más a gusto con él me apetece cambiarle el nombre, y como no me gusta que decir ningún nombre por aquí, he decidido que le llamaré a partir de ahora Ito.

lunes, 29 de octubre de 2012

La cuestión es si puedes notar que se preocupa por ti.

Esta mañana he revisado mis últimas entradas y me encuentro fascinado por la evolución de mis pensamientos desde hace 1 mes. Al principio pensaba que me quería, y termino con un "todo ha sido un juego".

Ahora mismo me siento protector ante la posibilidad de que a alguien le pueda pasar lo mismo que a mí y el mejor ejemplo es el siguiente:
Resulta que se ha incorporado a ALEAS un nuevo chico y hemos estado hablando una compañera y yo sobre la posible y no agradable posibilidad de que el señor inmaduro se lo intente ligar. La verdad es que el primer motivo por el que no me hace gracia es lo mal que puede llegar a hacer y lo segundo que ahora mismo estoy en un plan de que quiero conocer a todo el mundo sin tener que estar preocupándome de lo primero.

Me he dado cuenta, además, de que tengo un problema. Creo que soy una persona de las que denominan "enamoradizas" y eso significa que con nada que conozco a alguien ya me puedo imaginar un amor, y eso no es bueno. No es bueno por el simple hecho de que no me doy la oportunidad de buscar lo que de verdad busco, de conocer a una persona de verdad. Es como el ejemplo que puse del brote. Algo así debe de ser como un brote, hay que dejarlo germinar con el tiempo, sin ahogarlo ni descuidarlo. Así que estoy en un plan en el que quiero conocer a tanta gente, no por el hecho de encontrar a alguien sino para que se puedan convertir en más personas en las que poder confiar y a su vez personas que pueden confiar en mí. La verdad es que eso me reconforta.

Pero para ser sinceros es cierto que el chico nuevo es bastante mono a mi parecer, algo se habrá notado en el texto (aunque realmente no sé si esto va a llegar a leerlo alguien). Realmente la gente a la que estoy conociendo me parece guapa. Tal vez me lo parezca porque las quiero conocer y esto se logra porque desde un principio me han caído bien. La cosa es que obsesionarse o tener una ilusión muy fuerte a bote pronto tampoco es bueno porque casi siempre termina agotándose todo.

Por último he despejado mis dudas sobre lo del engaño del señor inmaduro porque he podido contemplar como dos personas sin tener una relación de pareja tienen una dedicación mutua muchísimo mayor que la que tuvo él conmigo. Es cierto que da igual como se llame, la cuestión es si puedes notar que se preocupa por ti, si puedes notar que le importas.

sábado, 13 de octubre de 2012

Está mejor fuera de mi vida.

Empiezo a dejar a un lado la tristeza, creo que siento que vuelvo a vivir. Ahora lo que tengo en el cuerpo son los restos de su miseria que desaparecen por momentos, su engaño, mi ira.

El lunes pasado un amigo (ex-novio de él) se me declaró. Por supuesto le rechacé, demasiado poco bien me siento ahora para empezar con alguien y a parte de que él no me gusta ni creo que me gustase como pareja. Bueno lo importante es que ya señor inmaduro me había dicho que una de las razones por las que se me declaró (cuando seguíamos saliendo) fue para que este amigo de ambos y ex-novio de él no se le adelantara. Resulta que cuando el lunes se me declaró me explicó un poco esa situación. Resultaba que entre los dos hubo una competencia por ver quien me llevaba al huerto antes. Uno se rindió pero señor inmaduro continuó intentándolo. ¿Se le ocurrió que yo soy un ser humano y tengo sentimientos o me confundió con un trozo de carne? ¿Que clase de demonio es capaz de tener una relación con alguien que le ama y sólo tener en mente que quiere sexo? ¿No tengo sentimientos?

Me siento engañado y utilizado. Ya de por sí que no me demostraba que me quería, resulta que la base de nuestra relación era una farsa, una mentira. Me parece denigrante que alguien haga parecer que quiere a otra persona para poder tener sexo.

Definitivamente está mejor fuera de mi vida. Sé que alguien me estará esperando por ahí, y será esa persona a la que estoy buscando. Y seguro que no son ni el señor inmaduro ni nuestro amigo.

martes, 9 de octubre de 2012

Fin del capítulo.

Siempre queda la pena de que anhelaba que este capítulo ocupara hasta las últimas hojas del libro. Es la pena que uno siempre tiene, pero cuando sabes que esto sólo es la introducción y que la trama principal no ha sido escrita aún, y que debe serla, quieres utilizar la última fuerza que te queda para ponerle punto y final al epígrafe. Y esa fuerza es de la que voy a tirar. Uno tiene que intentar comprender y diferenciar lo que tiene futuro y lo que no. Y cuando digo futuro, digo futuro en el que tu libro no vaya a hacerse más pequeño a costa de alguien a quien has metido a propósito y a quien puedes sacar de la historia.

sábado, 6 de octubre de 2012

Nunca has conocido el amor.

Hoy me he despertado desorientado de nuevo. Siento la ansiedad por dentro. Tengo dos preocupaciones ahora mismo que aunque debería pasar de ellas, no puedo.

Ayer salí con dos amigos que, bueno, creo que me pueden comprender bastante. Resulta que me había dedicado tanto a él que ahora me siento desorientado; no sé qué hacer, como llenar mi vida. Sé que puede sonar como "eres tonto, hay muchas cosas" pero no puedo, de verdad, no se me ocurre nada que me llene.

Me empiezo a sentir mal de nuevo. No por el simple hecho de echarle de menos, que también, sino porque... bueno primero tendría que explicar otra cosa.
Él tiene el sexo como una necesidad enorme y es muy "libertino" con ese tema. El caso es que cuando me dejó "por un tiempo" le pregunté si "iba a estar con otros" y el me respondió que "no lo sé, lo más seguro". A mi imaginármelo con otros me torturaba, pero él tendría una relación abierta. Es cierto que pactamos fidelidad pero ahora realmente no estamos juntos y él, yo supongo, que tendría sexo con otros tíos. Eso me dolía mucho porque me sentía usado, he llegado a pensar que a mi me quería a veces sólo para tenerme ahí o para tener sexo cuando podíamos. El caso es que me he imaginado también que parece que piensa de verdad por mis sentimientos de una forma normal, de una forma NORMAL, y se está absteniendo porque me quiere, y eso, me hace más daño todavía. ¿Por qué? Es muy sencillo. Yo no le he olvidado, ni he olvidado lo que sentía, pero ya no estoy enamorado y me duele que él esté esperando por mí sabiendo yo que no voy a volver con él. La razón es que he sufrido mucho preocupándome y él no se preocupaba por mí. No me llamaba para quedar, y alguna vez no parecía que me quisiese.

Lo que además se le añade que ahora mismo estoy en cambios de humor repentinos de "me quería pero esto se acabo" y "no me quería, me utilizó, pero esto se acabó". No voy a guardarle rencor. Si él me decía que me quería, ¿no debería creerle? Pero es que aun así pocas veces me hizo sentir como si fuera verdad, por decir que no me he llegado a sentir de verdad, de verdad, querido. Me sentí en su día, pero cuando recuerdo el momento, ahora que estoy fuera del alcance del amor, me quedo pensando que eso lo podía haber hecho cualquiera, que eso no parecía amor.

Me encantaría que algún día discutiéramos de verdad para decirle todo esto. Me encantaría soltarle cosas a lo "¿tú sabes la de tiempo que me pasaba pensando en ti?", "¿sabes cuánto me he preocupado?", "¿sabes cómo deseaba verte?", "y todo eso sin recibir algo de ti que me hiciera sentir querido, amado, que me demostrase que tú sentías lo mismo", "no sabes lo mal que lo he pasado, no es tu culpa desde luego, es mía por intentar creer en todo, por intentar que flotara algo que ya estaba hundido desde el principio". No quiero volver con él, sé que yo no soy para él y por supuesto él no es para mi. Sé que parece egocéntrico pero me da la gana parecerlo, demasiado tiempo he estado siendo generoso sin recibir ni una sonrisa de aprobación.

También decía que mis propios padres no podían ser mis amigos, y eso directa o indirectamente era menospreciar su valor. Me decía a mí, que de lo que no supiera no opinase. ¿Por qué no le dije lo mismo yo en ese momento? "Si no sabes cómo son mis padres no opines". Es algo que me reventó.

Lo que más recuerdo de manera sentimental, algo más entre los dos, fue cuando me dijo que "una relación no es como la piensas". Me dio a entender que el tener una pareja no es como en esos cuentos que os abrazáis mucho, os besáis muchos y al final terminas comiendo perdices. ¿Pues sabes qué? Que si yo pienso que eso es lo que quiero para mí, estoy seguro de que habrá otro que también lo quiera. Esa será la persona que me encontraré en el camino y con la que querré compartir mi vida, a la que querré dedicarle mi vida. Ahora mismo tú no eres esa persona, y me da mucha pena que pienses así, porque significa que nunca has conocido el amor.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Dejar que el brote germine con el tiempo.

Hoy me he llegado a plantear de forma bastante sólida dos cosas:
La primera es que si tanto cuesta olvidar a la persona amada, ¿por qué yo ya no siento ese calor que llamaba amor? Sé que no le he olvidado, pero la pena no me ha durado tanto tiempo como imaginaba. Pudo  ser tal vez el llorar... No lo sé. Pero la verdad es que me encontraría en un mal asunto conmigo mismo si después de todo esto no llegó a ser amor. Hasta ahora yo he creído que sí, ¿pero cuánto dura el amor en irse cuando te han fallado, o bueno, cuando te han dejado? ¿Es tan fácil reciclar el amor en afecto en tan sólo 5 días? Yo he estado creyendo que de verdad le quería, que le quería mucho. Aunque también a lo mejor puede ser que me haya consumido tanto en los últimos 2 meses que no me quedaba mucho para dejar de amarle, a pesar de todo estábamos discutiendo o yo triste. Pudo ser eso...
La segunda es que no sé por qué, pero por casualidad o por aquello que otros llaman "destino" empiezo a pensar que él no me quería en los parámetros que esto requería. Lo más seguro es que él no me amase. Recientemente estoy viendo y escuchando cosas que me van cerciorando de que yo no le importaba tanto, tanto como yo creía. ¿Puede el amor cegar tantísimo? Es increíble. No sé si maravilloso o destructivo, pero increíble. Pero como ayer me dijo Manoli, mi profesora de biología, mi amiga (más humanamente hablando) el amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo soporta...  Sí, ¿por qué no? Un profesor puede ser un amigo también, y ella me ha ayudado mucho la verdad.
Sé al menos que de todo se aprende, y creo que yo he aprendido a que debo conocer mejor a la gente, a tomarme mi tiempo para las cosas, a dejar que el brote germine con el tiempo. Echarle más agua a una planta no te va a dar un crecimiento más rápido, es más, es posible que la termines matando.

martes, 2 de octubre de 2012

Estaremos mejor...

Nada es para siempre. Obviamente llegará un momento en el que todo dejará de serlo y nosotros si tenemos suerte pasaremos al recuerdo. Pero hoy no vengo con el tema de la indiferencia que siento ahora sobre la muerte.
Uno de los mayores errores que he podido cometer en la vida es entregarle mi corazón a alguien que no conocía. Tal vez sus ojos me agarraban demasiado fuerte, y mi innata impaciencia hizo el resto.
Vives tantas cosas con esa persona y cuando dejas de compartirle cada respiro que tienes te das cuenta de que realmente es mejor así. Esas personas que poco a poco te van quitando la vida, aunque no sea adrede, que te absorbe.
Yo no podía con su falta de dedicación. Yo sé que me quería pero yo no me sentía así. Llegó un punto en el que sólo se discutía y ninguno de los dos íbamos a ser felices cuando estábamos juntos. Tengo la tranquilidad de que por separado estaremos mejor. Él encontrará alguien más como él y yo a alguien que pueda hacerme feliz de verdad. Aunque al principio me duela, porque le quiero, sé que esto terminará siendo mejor.
Realmente ha sido un "lo dejamos por un tiempo" pero yo sé que cuando el sentimiento se marche yo no voy a querer recuperarlo, sé que no lleva a ninguna parte, sé que él no es la persona a quien espero y sé que yo no soy la persona a quien espera.Quizá todo sea mejor así.
Con el corazón en la mano sólo puedo decir gracias por todo.

martes, 3 de julio de 2012

Lo que no te mata te hace fuerte.

El domingo quedé con él para dar una vuelta. Me dijo que tenía pensado donde ir, y mientras, le iba yo a contar algunos problemillas que tenía... Nos metimos por un paseo de arena poco transitado a la vez que yo le iba relatando con la cabeza agachada.
A poco de salir del paseo sentí que había alguien detrás, y al intentar girarme sentí que algo me golpeó en la cabeza. Me terminé llevando la mano donde me habían dado el golpe y me encontré con una brecha y la mano goteando.
Eran dos chicos que nos habían seguido desde la estación donde habíamos quedado. Se llevaron el dinero, pero yo creo que nos vieron darnos un beso, y por eso nos persiguieron por el camino de arena. Y lo sé porque el ladrón no golpea antes, ni se lleva 4€ tan sólo, y únicamente le roba a uno, y sin llevarse el móvil, ni las llaves, nada.
Cuando se fueron me acompañó a un hotel que estaba al lado para pedir ayuda, con la suerte de que había una convención de enfermería y me hicieron una cura. A pesar de que yo estaba muy nervioso y preocupado, él se encontraba muy tranquilo. Cuando alguien ha visto cosas peores, lo demás lo ve como algo sin demasiada relevancia.
Me lo empecé a tomar a broma cuando me pusieron las tres grapas en el hospital, pero ayer ya al hablar con una amiga me dio el bajón y no pude ponerme a llorar. Me da igual llorar. o me dolía la herida, me dolía el corazón. Me dolía y me sigue doliendo el por qué hay gente que hace esto.¿Qué les hemos hecho?
Está demostrado que las leyes de igualdad son muy buenas, pero que sin base de respeto en la sociedad, se reducen a poco.
Ahora estoy mejor, no pienso esconderme aunque halla gente así, viviré siempre como yo quiero, porque si no, dejaría de vivir. Así que prefiero agarrarme a aquella frase que dijo Nietzsche: "Lo que no te mata, te hace fuerte".

sábado, 30 de junio de 2012

Lo que nunca sentí por nadie.

Por nuestra vida pasan tantas personas y tantos momentos, buenos y malos, que hacen que cambiemos y que vayamos formándonos... Ni si quiera recuerdo cual fue la fecha de la última vez que escribí aquí, pero me veo en la necesidad de escribirlo en algún lugar, de guardarlo y en un futuro, sea bueno o malo, volver a leerlo y recordar o hacerme una pequeña idea de lo que ahora siento.
Resulta que después de una puñalada traicionera del amor pueden venirte muchas cosas buenas, y a mi me ha llegado una. Parece ser que estoy cayendo en esos segundos de vacío que parecen eternos, parece que siento lo que nunca sentí por nadie hasta ahora.
Es un chico que aunque la vida no le ha dado toda la suerte que se merece él sigue ahí, con ánimo, con su manera de ser y de ver el mundo. Una persona que no le guarda rencor a nadie aunque le haya hecho pasar mal. Es como si un ángel se hubiese caído del cielo y yo hubiese tenido la suerte de que cayera en mis brazos. Además es tan noble; sería capaz de pedir que se olvidaran de él si fuera necesario, es lo completamente antónimo a egoísta. Pese a que yo tengo menos luces en esto de las relaciones (aunque formalmente no somos novios) ha sido la persona más considerada que he visto.
Cada vez que le digo adiós ya le echo de menos, intento no obsesionarme pero es que le empiezo a querer tanto que no puedo estar un segundo sin saber nada de él. Aun así se que debo moderarme, yo tengo mis amigos y él tiene los suyos, además que de lo que se abusa se empacha y desde luego yo lo último que quiero es agobiarle o ser el responsable de que esto no funcione. Puede parecer demasiado infantil lo que voy a decir, pero ayer, quince minutos después de despedirme de él, ya le echaba tanto de menos como para ponerme a llorar como un niño pequeño.
Le acabo de mandar un mensaje para ver si quiere quedar mañana. Solemos quedar alternando días, y la verdad es que me gusta el método.
No nos decimos mucho las típicas palabras "te quiero" pero por lo menos por mi parte no las veo necesarias, porque siento que no hace falta que se lo diga, él ya lo sabe.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Ser uno mismo.

"Párate a pensar si te sale rentable dar una impresión a la gente porque, siempre, cuando quedas bien delante de unos, quedas mal delante de otros. Tú decides si lo haces siento tú mismo o no".

Recuerdo de Anteayer.

La explicación terminó con mi estornudo y el irregular sonido de la campana. Andar por los pasillos es como viajar en el tiempo, como balancearse sobre un péndulo atado a los párpados. La pequeña nostalgia de las cosas no vividas es algo que a veces no puedo evitar; el sentimiento de hacerse creer que todo lo que uno no tiene es realmente lo que más se necesita. Incluso es verdad que en ocasiones hay algunas cosas que si podrían resultarnos “útiles” o que podrían darnos una bonita razón por la que tenemos que vivir un día más cuando comienza la mañana. En el sentido de que por ellas podríamos sonreír tan ilusionadamente sin darnos cuenta de que lo hemos hecho o de tapar el tiempo con la mirada. Una oleada de reflexiones anidan en la mente del que se atreve a preguntarse por qué no posee lo que tan platónicamente considera.
Cerré los ojos y lloré sin precipitar lágrima al suelo. Pensé que aquello era demasiado bueno para mí. No quería decir que no mereciese la felicidad, pero aquellas sensaciones tal vez eran algo fantásticas, utópicas. Eran de los pocos deseos que hacen que uno se sienta con la fuerza necesaria como para poder mover el mundo, para cambiarlo, para ser inmune a los daños que puede plantear. Ningún ser humano se siente satisfecho nunca, siempre aspira a más. Sin embargo el conseguir determinadas cosas es como terminar de completar una bonita vitrina de felicidad.
La luz que incide en mis ojos me impide ver claramente. Me encanta el olor de la hierba, tumbarme sobre ella y que sin percatarme me abrace con sus fuertes y suaves tallos. Me fijé en que cuando sopla el viento todos ellos se mueven igual, como si fuera todo una coreografía del viento, como si las hojas estuvieran a la merced de Céfiro.
Es mágico contemplar el brillo del cielo rozando las grises nubes. En ese instante me di cuenta de lo parecida que es la naturaleza a los sentimientos. Si se piensa más profundamente, llegas a la conclusión de que apenas somos nada en una realidad abrumadoramente grande. Pero más impresionante aún es lo fuerte que unas cosas, relativamente pequeñas, pueden hacerte. Todo es tan rápido que puedes ver un suceso a cámara lenta pero sin poder actuar, ni mostrar emoción alguna. Desgraciadamente provocará muchas veces que cada aliento, cada parpadeo, cada poro de la piel, se llene de crudo arrepentimiento.
Las voces de mi mente me atormentan, me recuerdan cada segundo su mirada, no me permiten olvidar lo que por tanta frustración me convierte en pura angustia. El que te ayuden a distraerte es un juego para que el dolor se mofe de la situación, porque hagas lo que hagas, habrá un instante en el que te veas obligado a recordar. Intentar evitarlo puede ayudarte a no mostrar el sufrimiento, pero el que no se vea no significa que no exista, porque volverá a manifestarse, es más, llegará un momento en el que los intentos por llamar a la inadvertencia también terminen frustrados.
Lo que la gente no entiende es que lo prefiero. A veces me da más satisfacción este dolor que el no sentir amor por nadie. Es cierto y queda demostrado que la eterna espera es un castigo para el alma, pero ese suplicio significa que estoy vivo. La persona que nunca ha cargado con el peso de ese mal, para mí, lleva un peso muchísimo mayor que paraliza sus emociones; pero realmente hasta el que aparenta ser el más fuerte también sucumbe al afecto. Todo el mundo ha experimentado esos nervios que nos hacen sentir tan vulnerables, que nos hacen pensar que si algo sale mal el mundo quedaría aplastado por el peso del cielo.
Desde hace tiempo vivo en una realidad con doble cara: la que protagoniza él, y la que protagoniza su ausencia. Tan sólo distintos momentos respaldados el uno por el otro, uno haciendo tan feliz y otro tan desdichado.
Y acaba llegando un momento en el que el amor termina por quitarle el antifaz a la dignidad, dejándola brillar, desplegando sus manos hasta rozarte la cara suavemente, sonriéndote y cerciorándote de que tan sólo queda un pequeño paso para alcanzar la más absoluta felicidad. Y desdichado el que no sea capaz de ver el haz que tan humanamente ilumina a las personas, la que hace que todos consigamos nuestra particular perfección, lo que nos hace tan puramente mujeres y hombres.
Lamentablemente, en este momento el júbilo no exacerba en mi interior. El día en el que me confíe sus labios, en el que me otorgue el placer de poder guardar su sonrisa para la eternidad, allanaré el hogar de la bonanza, aprenderé a saborear el rocío que brota de sus pupilas y me atreveré a llorar sin miedo a que mi corazón pueda arrugarse.
De momento prefiero levantarme y seguir caminando. Cada baldosa es como el fotograma de una película cuyo guión no ha sido escrito, que deja la tinta correr por el borde de la hoja mientras pasa la infinitud en un polvoriento cajón. En las imágenes, dos jóvenes bajo una acacia amarilla navegan entre el mar de pálido oro en un marco de inocencia, donde las ramas arropan todo de las horas y las frondas silban versos al viento.
Pero es tan rápida la forma en la que esos pensamientos estallan en puro cristal, que la ola de frustración arrasa el pequeño paraíso de mi mente. Veo como la ira y las lágrimas arrancan las débiles raíces, como el suave viento se transforma en huracanes de desesperación y como los dorados pétalos sucumben ante una oscura ciénaga. Y sin darme cuenta me hallo llorando como un niño, esbozando gotas de pena en cada sollozo.
A veces me siento ridículo. ¿Cómo puede ser que alguien que apenas te ha mirado sea tan necesario para seguir adelante? Creo que me encantaría darle un golpe en la mejilla, pero para después darme yo otro y robarle un beso. Para decirle cuanto le odio y cuanto le necesito, para preguntarle por qué no marcha lejos de aquí y por qué me es tan imposible dejar de mirar sus ojos, para invitarle sin palabras a compartir un mundo en el que nadie más puede vivir.
Tuerzo la esquina y mi corazón comienza a latir rápidamente. Mis pupilas se inundan de vigor y mis dedos comienzan a temblar sin moverse. Viene hacia mí desde el otro lado de la corta calle, con la mirada perdida pero con cierto aire de atención sobre lo que nos rodea. Pasa a mi lado y entonces en mis entrañas aflora de nuevo la vida al ritmo del corazón golpeándome el pecho fuertemente. Roza mi mano y me giro sin importarme que se asuste y que yo acabe atemorizándome y hundido en el arrepentimiento. Se detiene y da la media vuelta mientras mi garganta siente el filo de un pequeño trozo de acero. Me sonríe con los labios y la mirada, y continúa calle abajo…
Todo esto es lo que recuerdo cuando le miro a los ojos. Este es mi recuerdo de anteayer.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Mi preciado tesoro.

"Siempre he estado pensando como agradecerte, por hacerme el regalo más grande, más fuerte y haberme regalado todo lo que tienes...
Por ti lucharé, por todo el cariño que has ganado conmigo, por todo tu tiempo, por haber querido tenerme contigo y por tu calor y tanta magia me quedo contigo y por tu carisma te llevo conmigo.
Siempre me has demostrado que eres como un milagro, algo tan especial que siempre me ha arropado, y le has ganado mil pulsos al que te haya retado... así es, es así".
Este texto me lo ha escrito para el día de San Valentín uno de los mejores regalos que me ha dado la vida. Porque no quiero imaginarme que estaría sucediendo si por algún motivo ella no hubiera aparecido. Uno de los tesoros más preciados que guardo, sin duda alguna, y daría muchas cosas por hacerla sonreír. Y porque le pese a quien le pese la tendré siempre y ella me tendrá a mí. "I got you".



sábado, 4 de febrero de 2012

La vanidad y mi propio fantasma.

Tiene gracia que mi primera entrada vaya sobre referido a la vanidad. Y lo digo porque ahora mismo acabo de ser testigo de dos actos consecutivos sobre ello. El primero más bien me da igual pero el segundo me hace menos gracia. La gente tiene por costumbre (al igual que yo) imaginar que algo malo va referido hacia ella. La diferencia es que yo procuro no desvelar un pensamiento si no tengo algo sólido en lo que basarme, pero parece ser que muchas personas prefieren arriesgarse a soltar cualquier cosa, aunque se terminen estampando contra su propia cabeza. Además la mayoría de las veces sólo lo hacen para escuchar lo que esperan o quieren oir. Aún así lo que más me molesta es que les den igual las cosas, y que les gusten repetirlas una y otra vez. "La estupidez humana es infinita" desde luego. Desde luego, la mayor culpa de todo es mía. Me es imposible pasar de muchas cosas. Pasar en el sentido de que me den igual, pero no me refiero a las que se refieren a mi, sino a la de los demás. Tampoco quiero referirme a su vida íntima en sí, sino que me preocupa el sufrimiento que puede conllevar una acción y eso lo único que hace es atormentarme. Como un fantasma que me agarra con la mano de la parte inferior de la camiseta; como un niño de 5 años. Todo esto me recuerda a mi profesor de historia de 1º y 2º de la ESO y su "LQQD" (Lo que queríamos demostrar).