lunes, 2 de septiembre de 2013

A veces no diferenciamos entre confusión y frustración.

Cualquiera que leyese esto creerá que soy la persona más deprimente que existe. La verdad es que sólo vengo aquí para contar lo malo que no puedo compartir con otros, y bueno, realmente cargar con mis problemas a otro no debería ser correcto para nadie.

Estamos al final del verano, y han pasado cosas realmente importantes. Cuando me fui de vacaciones conocí a un amigo, que bueno, en fin, se veía por dónde iban los tiros. El caso es que el hecho de vivir lejos me hace dañó, como otras tantas cosas. Me encantaría poder verle más a menudo y poder estar más seguro de qué sentir sobre él, aunque sé de sobra que me acabaría pegando la hostia del siglo como hice ya el año pasado porque siempre busco lo difícil. Sé que él no quiere nada serio, y realmente yo tampoco porque es imposible.

También sé que él a mí me gusta mucho más de lo que yo le gusto a él. Bueno es egoísta pensar eso, pero a veces así lo siento. Él también es más guapo y con eso sabemos lo que podemos conseguir. En resumidas cuentas él seguramente piense en varias personas mientras que yo solamente pienso en una.

Lo de la distancia puede que sea algo bueno, me va a evitar equivocarme. Pero aún así me gustaría tanto estar más tiempo con él... Aunque también me prometí a mí mismo a cortar de raíz en cuando sospechase que un tío me la está jugando, no volveré a pasar por lo que ya pasé.

Ahora mismo estamos hablando y he caído en la cuenta de que si viviéramos más cerca... no hace falta continuar. Tal vez me equivoque, o tal vez no. En fin estoy soltando cosas sin sentido, estoy confuso. No, realmente no lo estoy, lo que estoy es frustrado. A veces no diferenciamos entre confusión y frustración.

No hay comentarios:

Publicar un comentario